10 feb 2022

Hegel y la teoría del conocimiento. Experiencia y concepto.


         En la Fenomenología del Espíritu (1806-07) Hegel comienza con una introducción donde discurre acerca de lo que no es el conocimiento: el conocimiento no es un instrumento ni un medio para contemplar la Verdad. Puesto que todo instrumento aplicado a la "cosa en sí" alteraría su ser, si conociéramos la verdad a través de ese medio, no podríamos conocer lo que la cosa es "en sí", por lo tanto, no podríamos conocer su verdad.  De este modo, Hegel considera que toda "teoría del conocimiento" comporta una diferencia esencial entre "lo Absoluto" y "la Verdad", y por consiguiente, la imposibilidad de un saber verdadero acerca de lo Absoluto. La crítica de Hegel se dirige así contra la filosofía trascendental kantiana como "teoría del conocimiento".

Como sabemos, Kant considera que es necesario verificar las "condiciones" del conocer antes de aceptar y confiar en los saberes obtenidos. La tarea de la filosofía trascendental será entonces justificar críticamente las condiciones de nuestro conocimiento y, en ese sentido, implica una "teoría" acerca del conocimiento humano. Por su parte, Hegel propone sustituirla por una experiencia de conocimiento, esto es, por la descripción fenomenológica del conocer mismo. Así, mientras la crítica kantiana es una reflexión, y como tal está mediatizada por una serie de supuestos, la experiencia fenomenológica pretende ser una verdadera contemplación del recorrido de la conciencia hasta llegar a la ciencia, la descripción del saber "tal y como se manifiesta", sin suposiciones previas: la exposición del Saber Absoluto realmente efectivo.

Mientras Kant opta por una serie de supuestos que culminarán en la determinación de la cientificidad o no de la metafísica, Hegel considera que es necesario evitar todo supuesto y partir de la idea de que sólo lo Absoluto es verdadero o de que sólo lo verdadero es Absoluto. Lo verdadero es ya conocimiento de lo Absoluto. No es posible preguntarse acerca de las condiciones que hacen posible la verdad, sino aceptar que no hay verdad sino acerca de lo Absoluto.

Hegel asume como posible el conocimiento Absoluto y lo que tratará de mostrar es su realización efectiva (Wirklichkeit) a través de la experiencia del Espíritu. La descripción fenomenológica deberá conducirnos desde la "conciencia natural" hasta "la conciencia científica", y la Fenomenología del Espíritu nos mostrará el recorrido. La autoconciencia reflexiva, lejos de ser un punto de referencia absoluto, es el resultado de un proceso de formación (Bildung) de la conciencia. La "conciencia crítica" es entonces sólo un momento (Moment) en la "historia" del surgimiento del Espíritu y la dialéctica del Espíritu nos mostrará que la única Verdad es el Espíritu, siendo el Saber Absoluto el reconocimiento de esa Verdad. La Fenomenología del Espíritu puede ser pensada entonces como un cambio de perspectiva respecto de lo establecido por la crítica kantiana, no sólo en lo que concierne a la filosofía, sino también a la ciencia.


Para Kant, la filosofía es filosofía trascendental, crítica de las condiciones del conocer y tribunal de la razón científica, capaz de emitir un juicio acerca de las posibilidades de todo saber para constituirse en ciencia. La filosofía no es metafísica: no es disquisición acerca de un Ser situado más allá de la experiencia posible y tampoco se identifica con la ciencia, ya que no es investigación acerca de una determinada región de objetos.


Para Hegel, la Filosofía es Ciencia, la consumación del Ideal epistémico de la Razón occidental: el Conocimiento Absoluto. Como vimos, Kant considera que lo Absoluto es incognoscible, que las Ideas de la Razón como Prinzipien  refieren a una unidad absolutamente incondicionada que está primera en el orden de las condiciones del ser y del conocer. Pero, puesto que por definición se sitúan más allá de toda experiencia, son conceptos puros (meros conceptos) que al quebrar los cánones del uso legítimo del Entendimiento no tienen validez cognoscitiva.


Hegel retoma el concepto fichteano de ciencia que está presente en la Doctrina de la ciencia (WL, Fichte, 1804). La filosofía, según Fichte, se define por su pretensión de reducir la multiplicidad a la unidad.  Alcanzar la Unidad Absoluta es alcanzar la Verdad Absoluta. El camino de la WL será: partir de la evidencia fáctica de lo Absoluto hasta llegar a la evidencia conceptual de lo Absoluto a través de sucesivas mediaciones.


Según Fichte, la WL se identifica con la Filosofía como "exposición de lo Absoluto". Lo Absoluto es la unidad cerrada en sí misma donde las diferencias son reunidas en su identidad. Lo Absoluto se expresa bajo la forma de la igualdad A=A donde el primer término es "el fundamento" (A) y el segundo término (=A) es "lo fundado". La Filosofía deberá dar cuenta reflexivamente de esa unidad.


Sin embargo, para Hegel el comienzo de la Doctrina de la Ciencia es un saber abstracto porque parte de un "supuesto": la "evidencia inmediata" de la Unidad absoluta. Para él, la filosofía, a diferencia de las demás ciencias, no goza de "la ventaja de presuponer sus objetos como inmediatamente dados por la representación" ni de dar por admitido "en el punto de partida, y en su curso sucesivo, el método de su investigación" (Hegel, ENC: 1830, Parág.1).  Por lo tanto, habrá que abordar el saber "tal como se manifiesta", sin suponer nada previamente y de modo que sea posible exponer el camino (=el proceso) que recorre "la conciencia" (el sujeto del saber) hasta acceder a la verdadera ciencia (el conocimiento Absoluto).

El pensamiento, tal como se nos ofrece en su aspecto más inmediato, se aparecerá con su ordinaria significación subjetiva: en este caso, los conceptos serán simples "formas de pensar" de un sujeto. Por otra parte, los pensamientos pueden ser llamados "objetivos" cuando lo que se "designa" mediante los conceptos es la expresión de lo universal de "las cosas". En ambos casos, los "conceptos" y "las cosas" son extraños (=exteriores) entre sí. Mantenerse en esa dualidad no es sino permanecer en el  ámbito de "lo finito". Pero la filosofía siempre ha querido alcanzar el Concepto absoluto, la Absoluta identidad donde se resuelven todas las diferencias, lo in-finito (un-endlich). Sin embargo, esto no es posible tomando como punto de partida un supuesto, sino dando cuenta del  proceso mediante el cual se llega a lo Absoluto que, lejos de ser un simple "comienzo", una inmediatez, es el "resultado" de una mediación. Dicho proceso es el proceso mismo del conocimiento.

Precisamente, lo que la Fenomenología del Espíritu relata es la "experiencia" de la conciencia hasta llegar a "la ciencia". Ahora bien, esa "experiencia" no es un simple "percibir" o un "configurar" el objeto del conocimiento, como pretenden los empiristas o Kant.  La experiencia es ese movimiento "dialéctico" que la conciencia lleva a cabo en sí misma y que consiste en encontrarse siempre frente a un objeto "diferente" de lo que creía saber.  Cada "grado" de la conciencia se manifiesta como lo-otro de lo que parecía ser y la verdad de cada grado del saber se encuentra en la fase subsiguiente.  La experiencia es el continuo "brotar" de un "nuevo objeto verdadero" que niega cada vez la configuración anterior del objeto y manifiesta su no-verdad.

La dialéctica global de esta experiencia puede resumirse de este modo: "lo sabido" es en principio un "ser" exterior y extraño a la conciencia (lo-otro de sí misma); pero, en forma inmediata, "lo sabido" se manifiesta como "sabido para" una conciencia que sabe: la verdad de la representación se desplaza desde "lo sabido" hacia "el saber".  Sin embargo, hasta aquí no hemos adelantado demasiado respecto de la filosofía kantiana, donde la Verdad del objeto fenoménico quedaba delimitada en última instancia por las condiciones del uso legítimo del Entendimiento. Para Hegel, la Verdad sólo puede resultar de que "lo sabido" y "el saber" sean idénticos: esto es, la Verdad "se halla allí donde el saber no necesita ir más allá de sí, donde se encuentra a sí mismo y el concepto corresponde al objeto y el objeto al concepto" (Hegel, 1807: 57).

...Impulsándose a sí misma hacia su existencia verdadera, la conciencia llegará entonces a un punto en que se despojará  de su apariencia de llevar en ella algo extraño que es solamente para ella y es como un otro, y alcanzará, por consiguiente, el punto en que la manifestación [el fenómeno] se hace igual a la esencia [el noúmeno] y en el que, consiguientemente, su exposición coincide precisamente con este punto de la auténtica ciencia del espíritu, y por último, captará por sí misma esta esencia suya, la conciencia indicará la naturaleza del saber absoluto mismo.  (Hegel, 1807: 60).

La Fenomenología del Espíritu describirá esta "experiencia" de la conciencia: el experimentar en cada paso las mediaciones necesarias para alcanzar la Verdad y la Ciencia. La filosofía permitirá superar la escisión entre “la cosa" y la "conciencia".

Puesto que la conciencia comienza sabiendo de "un otro" como "en sí" que se revela "para sí". Pero el saber no se resuelve en la oposición del ser en sí de la "cosa" y el para sí del "fenómeno". Esa distinción/separación es sólo "aparente" para una conciencia que no ha podido mirar aún con los ojos del Espíritu. "Para nosotros", dice Hegel, lo verdadero es el Todo, la unidad del ser "en sí" de la cosa y del ser "para sí" de la conciencia. La investigación acerca de si "el concepto corresponde a la cosa" o si "el objeto corresponde al concepto" es un permanecer dentro de los límites del Entendimiento, que es siempre finito, porque determina y mantiene las diferencias, mientras la Verdad sólo es accesible a la Razón.

         La Razón, que es negativa y dialéctica, resuelve en la nada las determinaciones/ oposiciones del Entendimiento. La Razón es ella misma Espíritu, reconcilia todas las contradicciones en una Unidad superior, y con ello se libera del carácter inmediato, concreto, exterior, de las oposiciones (su) puestas por el Entendimiento: sólo la lógica de la Razón podrá dar cuenta del movimiento dialéctico de lo Absoluto. La Fenomenología del Espíritu llega así hasta el punto donde se inicia la Lógica.

Bibliografía citada: 

-          Fichte, J.G. (1804) Doctrina de la ciencia. Buenos Aires, Aguilar, 1975.


-          Hegel, G.W.F.  (1807) Fenomenología del Espíritu. Traducción de Wenceslao Roces. México, FCE, 1966.


-         Hegel, G.W.F.  (1830) Enciclopedia de las ciencias filosóficas en compendio.  Traducción: Ramón Valls Plana. Madrid, Alianza, 1997.


        Kant, I. (1781-1787) Crítica de la razón pura. Traducción: Mario Caimi. Buenos Aires, Colihue, 2007.


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