El objetivo de la Dialéctica trascendental es demostrar que la Razón, como facultad de inferir o sacar conclusiones a partir de los juicios construidos por el Entendimiento, con el propósito de brindar una unidad sistemática a los conocimientos, actúa en forma indebida cuando pretende pasar de "la serie de lo condicionado -los juicios relativos a la experiencia- a lo incondicionado -aquello que se sitúa "más allá" de toda experiencia-.
Ese pasaje ilegítimo es el producto de una ilusión, que no es ni lógica ni empírica. La ilusión de un juicio de experiencia aparece cuando la Sensibilidad determina al Entendimiento a juzgar de cierto modo que no se corresponde con una percepción real (p.ej. una ilusión óptica como la que describe Descartes). Esta ilusión "empírica" encontrará la medida de su desviación en la experiencia misma. La ilusión "lógica" es del tipo de un sofisma, cuyo error consiste en no prestar atención a la regla lógica adecuada para efectuar un razonamiento, y que desaparece cuando usamos la regla correcta. La ilusión contra la cual Kant quiere prevenirnos es la ilusión trascendental.
La ilusión trascendental consiste en usar las categorías y los principios puros del Entendimiento en un ámbito que está más allá de su uso empírico y que nos engaña respecto de la amplitud de su dominio. Esta ilusión es provocada por una tendencia "a derribar todos los indicadores de las fronteras" y a movernos en un territorio que no reconoce demarcación alguna. Esta ilusión es tan "natural" e "inevitable" como "dialéctica" es la Razón. De modo que, aún después de haber descubierto sus límites, esa tendencia no dejará de impulsarnos hacia momentáneos extravíos que necesitan ser neutralizados en todo momento.
Así como el Entendimiento quedó definido como la "facultad de las reglas" la Razón puede ser denominada "facultad de los principios". ¿Cuál es entonces la diferencia entre "regla" y "principio"?
Una regla es la determinación a priori de una experiencia posible. El Entendimiento subsume bajo un universal -concepto, ley o principio- lo inmediato de la intuición empírica para constituirlo en objeto de una experiencia. En este caso, "lo mediato", "lo determinado" o "lo universal" precede a "lo inmediato", "lo múltiple" o "lo indeterminado".
Un principio como principium (Prinzip) es una unidad de la cual es posible derivar todo un conjunto de conocimientos. Así por ejemplo, cuando a partir de la síntesis de las intuiciones dadas a la Sensibilidad y de las reglas del Entendimiento puro podemos conocer la ley de la caída de los cuerpos y de los movimientos en el sistema solar, y por el uso de la facultad de inferir podemos expresar esos fenómenos bajo la forma más general de la "ley de la gravitación universal", estamos frente a un Prinzip. Los Prinzipien sirven para derivar lógicamente las leyes que gobiernan los fenómenos, en la medida en que las leyes se presentan como especificaciones de una fórmula que las incluye a ambas.
Los Prinzipien son "anteriores" en el orden lógico, pero no lo son en el orden del conocimiento. La tendencia a "derivar los conocimientos a partir de Prinzipien" es una tendencia a hacer de los conocimientos un caso particular de una fórmula más general. Sin embargo, esos Prinzipien no sirven para legitimarlos o fundamentarlos. Para Kant, la legitimación de las leyes fenoménicas se cumple en el uso empírico de otra clase de principios-reglas: los Principios del Entendimiento puro como Proposiciones Fundamentales (Grundsätze) que posibilitan el enlace de las representaciones.
Por lo tanto, mientras la Razón infiere la unidad, el Entendimiento la sabe a priori. El uso de conceptos y principios puros significa subsumir los contenidos particulares bajo el dominio de lo universal. Pero no es el "uso lógico" lo que legitima los juicios sintéticos: ellos sólo son válidos en cuanto referidos a una intuición empírica. El mero concepto "lógico" no da lugar a conocimientos. Y la tendencia a suponer ciertos Prinzipien universales de los que es posible derivar otras proposiciones, puede dar lugar a un tipo de representaciones carentes de validez cognoscitiva.
De esto se desprende, según Kant, que "el conocimiento en base a principia es completamente diferente del mero conocimiento del Entendimiento". El entendimiento cuenta con un conjunto de universales a priori para poder pensar lo inmediato, mientras que la Razón produce una unidad a partir de las reglas del Entendimiento:
...Por lo tanto, nunca se refiere inmediatamente a la experiencia o a cualquier objeto, sino al Entendimiento para dar unidad a priori por conceptos a sus múltiples conocimientos, la cual puede denominarse unidad de la Razón y es de índole totalmente diferente de la que puede lograr el Entendimiento. (D.T. Introducción, II. A. De la razón)
¿Por qué dijimos que la ilusión es tan inevitable como Dialéctica es la Razón? Así como la Analítica trascendental definió al Entendimiento por su uso, en la Introducción de la Dialéctica trascendental, Kant definirá a la Razón por su doble uso: lógico y trascendental.
Como sabemos, la Razón es la facultad de inferencia. El conocimiento inferido se distingue del conocimiento directo en que a través del enlace de dos proposiciones obtenemos una tercera proposición, y esta operación no es otra cosa que una síntesis. Así como el Entendimiento reduce la multiplicidad de la intuición empírica subsumiéndola bajo una "ley universal" cuya forma nos es dada a priori, la Razón pretende reducir la multiplicidad de los conocimientos del Entendimiento bajo "principios universales" que nos permitan obtener la "unidad suprema de todos los conocimientos".
Ahora bien, ¿en qué se fundamenta la unidad de la Razón? De lo que se trata es de saber si la Razón pura, del mismo modo que el Entendimiento puro, contiene conceptos puros y Prinzipien sintéticos a priori que hagan posible la unidad sintética de todos los conocimientos.
Como vimos, los "principios de la Razón pura" no se refieren directamente a objetos de una experiencia posible, y ello hace de la unidad de la Razón una unidad distinta a la unidad del Entendimiento. La Razón busca la condición universal de todas las condiciones que le permita "ordenar la serie" de las condiciones en torno a su unidad originaria.
Kant considera que es esta "máxima de uso de la Razón pura", lo que debe ser puesto en cuestión en la Dialéctica Trascendental: habrá que preguntarse si esa máxima tiene "validez objetiva" o si sólo está determinada por un "interés" de la Razón. Además, habrá que establecer si esa máxima debe interpretarse como una "proposición trascendental fundamental" o simplemente como la expresión de una "tendencia natural" de la Razón pura.
La Dialéctica trascendental se ocupará de elucidar estos dos problemas: a) el problema de la posibilidad de lograr una unificación más allá de la unidad sintética de los conceptos del Entendimiento; y b) el problema de la validez objetiva de la máxima lógica según la cual "si se da lo condicionado, entonces también se da lo incondicionado".
Así hemos llegado a esclarecer las cuestiones centrales que ocuparán esta parte de la obra: las Ideas trascendentales y los raciocinios dialécticos.
Los conceptos del Entendimiento hacen posible el conocimiento y la determinación de un objeto. Sin ellos, nada podemos saber, pero su realidad objetiva depende de la experiencia. Los conceptos de la Razón, por el contrario, sirven para concebir, esto es, para comprender a todos los objetos de la experiencia bajo una universalidad que no se da a la intuición sensible. Si puede probarse la validez objetiva de esos conceptos, entonces ser n denominados "conceptos rectamente inferidos", pero si son el producto de una inferencia aparente de la Razón, entonces se denominarán "conceptos sofísticos". Kant preferirá, para evitar toda ambigüedad terminológica, introducir una distinción entre "conceptos" e "Ideas".
Para aclarar esta distinción metodológica, Kant marca la diferencia entre "Ideas" platónicas y "conceptos" aristotélicos. Si pensamos que las "Ideas" platónicas, lejos de ser simples representaciones de la realidad, su presencia diferida, sino la Verdadera Realidad, esa que se da a conocer a los "ojos" del Lógos; y que los "conceptos" aristotélicos son los reflejos, "imágenes" o reproducciones de las formas inteligibles -ellas mismas la Verdadera Realidad- podremos comprender el eje sobre el cual se organiza la Lógica trascendental kantiana y el "origen" de la División en Analítica y Dialéctica.
Platón se sirvió del término idea de suerte que, sin duda entendía algo que no sólo no se toma nunca de los sentidos, sino que además va mucho más allá de los conceptos del entendimiento, de los cuales se ocupaba Aristóteles, pues en la experiencia nunca se halla nada congruente con ese algo. Para él, las Ideas son prototipos de las cosas mismas, y no como las categorías, meras conclusiones para posibles experiencias...
Platón advertía perfectamente que nuestra facultad de conocer siente una necesidad mucho más elevada que la de limitarse a deletrear meros fenómenos según la unidad sint‚tica para poder leerlos como experiencia, y que de modo natural, nuestra Razón tiende a elevarse a conocimientos que van mucho más lejos para que jamás pueda coincidir con ellos ningún objeto que la experiencia pueda ofrecer, pero que, no obstante, tienen su realidad y en modo alguno son meras quimeras. (D.T. LIBRO I, Cap. I. De las Ideas)
Los conceptos, entonces, tienen su origen en el Entendimiento y pueden ser puros o empíricos; mientras que las Ideas rebasan toda experiencia y son propias de la Razón. Así como en la Analítica trascendental la forma lógica de los juicios produjeron todas las "categorías" del Entendimiento, la forma lógica de los razonamientos nos proporcionarán las Ideas trascendentales de la Razón que determinan los principios del Entendimiento en relación al "conjunto de toda la experiencia".
Los conceptos del Entendimiento subsumen bajo una universalidad dada a priori una multiplicidad de intuiciones singulares. Las Ideas de la razón sintetizan por medio de una inferencia lógica la totalidad de los juicios de experiencia. La operación propia del Entendimiento consiste en subsumir una multiplicidad bajo una universalidad dada; mientras que la operación propia de la Razón consiste en inferir una totalidad incondicionada a partir de una serie de condiciones.
Los conceptos trascendentales de la Razón o "Ideas trascendentales" representan entonces la absoluta unidad de todas las condiciones, y habrá que buscar su "origen" en las tres clases de razonamiento que son los diferentes "tipos de enlace" entre juicios.
Como sabemos, los razonamientos deductivos se distinguen en: a) categóricos: son aquellos que están formados por proposiciones afirmativas o negativas y cuya conclusión se resuelve en la atribución de un predicado a un sujeto; b) hipotéticos; son aquellos que están formados por una o dos proposiciones hipotéticas que establecen una relación de implicación entre un antecedente y un consecuente; c) disyuntivos: son aquellos que están formados por una proposición disyuntiva excluyente y una proposición afirmativa o negativa que permite extraer una conclusión conforme a una opción entre los dos miembros disyuntos.
Ahora bien, si las diferentes formas de razonamiento están en el origen de las Ideas trascendentales en cuanto conceptos incondicionados, habrá tantas clases de "conceptos puros de la Razón" como tipos de razonamiento,
... o sea que habrá que buscar: primero, un incondicionado de la síntesis categórica de un sujeto;segundo, la síntesis categórica de los miembros de una serie; y tercero, la síntesis disyuntiva de las partes de un sistema (D.T., Cap. II. De las ideas trascendentales).
Entonces: - si los juicios del silogismo categórico tienen la forma de "S es P", habrá que buscar un concepto incondicionado tal que sea la representación de un Sujeto que no puede ser predicado de nada (la Idea de Alma).
- si los juicios del silogismo hipotético tienen la forma de "Si S entonces P", habrá que buscar un incondicionado tal que sea la representación de una Suposición (o Antecedente) que no sea consecuencia de nada y que exprese la totalidad de los fenómenos en sus relaciones de causalidad (la Idea de Mundo)
- si los juicios del silogismo disyuntivo tienen la forma de "S o P", habrá que buscar un incondicionado tal que sea la representación de una totalidad que incluya todas las determinaciones de lo real y complete toda la serie de las divisiones (la Idea de Dios)
Kant llega a la conclusión de que al hablar de esas totalidades incondicionadas nos encontramos con aquello que habíamos dejado de lado en el ámbito de la Analítica trascendental: nos referimos a lo Absoluto. Absoluto es aquello que vale sin restricción alguna y como concepto trascendental de la Razón orienta la unidad del Entendimiento y tiende a reunir en una totalidad todos los actos del Entendimiento referido a "objetos" de la experiencia. Pero lo Absoluto es también aquello que, conforme a las condiciones establecidas para "todo objeto de conocimiento" queda fuera del ámbito de la ciencia.
Las Ideas de Dios, el Alma y el Mundo rebasan los límites de la experiencia y reúnen la totalidad de los objetos de experiencia en una síntesis. No puede haber entonces un uso legítimo de estas representaciones en el dominio del conocimiento porque su "uso objetivo" está limitado por las reglas de uso del Entendimiento. Sin embargo, eso no significa que sean "meras ficciones" o "invenciones", sino que provienen de la naturaleza misma de la Razón, aún cuando nunca pueda darse a los sentidos un objeto coincidente.
Cuando se nombra una Idea, se dice muchísimo respecto del objeto (como objeto del Entendimiento), pero muy poco respecto del sujeto (es decir, de su realidad respecto de su condición empírica), precisamente porque la Idea, como concepto de un maximum, nunca puede darse coincidentemente in concreto... de un concepto así se dice que es solamente una Idea. Así podría decirse: el conjunto absoluto de todos los fenómenos es solamente una idea, pues como nunca podremos bosquejarla en una imagen, sigue siendo un problema sin solución... (D.T. Introducción, Cap. II De las ideas trascendentales)
Sin embargo, existe un interés práctico de la Razón y su ser "simples Ideas" para la Razón pura no las descalifica en su uso práctico, por el contrario, reafirma su potencialidad de realidad nouménica trascendente a todo conocimiento humano que exige su realización efectiva in concreto: la Idea práctica es sumamente fructífera y necesaria respecto de los actos reales.
Pero no siendo el "uso práctico" de las Ideas el objeto de la Dialéctica trascendental, sino el "uso teórico" de las Ideas y su capacidad de proporcionarnos conocimientos, Kant se ocupar de analizar la génesis de este tipo peculiar de representaciones y las contradicciones irresolubles a que nos conduce el "interés" de la Razón en lograr la "organización" de los conocimientos en un "sistema" como Saber Absoluto.
Lic. Liliana Ponce
Teoría del conocimiento
Historia de la filosofía moderna
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