¿Para qué sirve la filosofía en el siglo XXI?

 Actualidad y especificidad de la reflexión filosófica

por Liliana Ponce

Muchas veces nos preguntamos: ¿para qué sirve (enseñar o aprender) la filosofía?
y muchas veces nos respondemos: (la filosofía) no sirve para nada. 

Sin embargo, hace mucho tiempo que la venimos enseñando y hace mucho tiempo que nuestrxs estudiantes la vienen aprendiendo. Y es en ese intercambio (de aquellxs que enseñan y aquellxs que aprenden) que se va construyendo un camino: el camino hacia el conocimiento de la filosofía. 

La filosofía, dice Remo Bodei, si nos preguntamos en el sentido de su "utilidad" (en su carácter instrumental), no "sirve para" nada. Sin embargo, podemos hacer otros "usos" de la filosofía. Ella puede servirnos para comprender, para interpretar, para preguntarnos, para orientarnos, para "tomar conciencia" de nuestra posición en el mundo (frente a la naturaleza, frente a lxs otrxs, frente a nosotrxs mismos). 

La filosofía, dice Remo Bodei, tiene que ver con la operación de "descongelar los pensamientos", esto es, la filosofía es "ejercicio crítico, capacidad afinada o adquirida para sopesar de manera metódica y paciente las argumentaciones y las pruebas relativas a determinados problemas en vistas a posibles soluciones; es articulación de la duda y  suspensión del juicio cuando no se alcanza una clara visión de las cuestiones; es propensión a examinar autónomamente ideas, convenciones y normas, con la conciencia de los condicionamientos, prejuicios y límites que supone cada civilización y personalidad. La filosofía enseña a no conformarse con banalidades o frases hechas o, incluso, a no conformarse sin más con lo que es enseñado, transmitido explícitamente o insinuado por cualquier autoridad. Invita a someter todo al tribunal de apelación que implica una razón sin prevenciones, no presuntuosa, capaz de evitar las sutilezas y las escapatorias sofisticadas o la malévola cultura de la sospecha. Dado que la vida de cada uno plantea pregunta específicas e ineludibles, su tarea consiste en acompañar todo esfuerzo de comprensión y de orientación en el mundo, promoviéndolo, iluminándolo, rectificándolo" (2006: 19-20). 

La enseñanza de la filosofía entonces tiene que ver con una invitación: una invitación a ejercer nuestra razón, pero con la ayuda de aquellxs que precedieron a nuestros "propios pensamientos". Puesto que no se puede "aprender filosofía" sin remitirse a lo que pensaron, a lo que se preguntaron y a las respuestas que formularon los grandes filósofos del pasado (en masculino) y que están consignadas en ese cuerpo de textos que es la "historia de la filosofía". Sin embargo, no se trata de visitar la historia de la filosofía para encontrarnos con preguntas y respuestas que no nos dicen nada, que no tienen ningún significado para nosotrxs que estamos más o menos cercanxs en el tiempo. 

Justamente si hay algo que nos fascina de la filosofía es su carácter "inactual" (o podríamos decir, "intempestivo"), por la "actualidad" de su "inactualidad". Esto es, porque el paso del tiempo no envejece las obras filosóficas, ellas siguen vigentes, no pierden su sentido, o son resignificadas. Mientras las "filosofías mediocres", dice Remo Bodei, "reflejan su propio tiempo", las "grandes filosofías" lo vuelven inteligible,  incluso a los tiempos siguientes como a los precedentes: "Por esto, en filosofía existen autores ejemplares, cuya enseñanza, aún sin atravesar indemnes las barreras del tiempo y conteniendo partes caducas, mantiene en algunos puntos toda su fuerza, al igual que un resorte oprimido que aún no ha descargado todo su potencial" (Bodei, 2006: 47). 

La filosofía no "progresa", se "transforma". Las filosofías "renacen y vuelven a florecer" con cada estación. Las ideas de los grandes filósofos no son un "conjunto de recetas" listas para usar, sino una "caja de herramientas", recursos que se constituyen en sugerencias para pensar el propio tiempo. Las preguntas y las respuestas que hemos heredado siempre resultan una "invitación a pensar". 

Entonces, si volvemos a nuestra pregunta inicial: ¿Por qué enseñar/aprender filosofía en el siglo XXI? Ahora tenemos una respuesta: para (invitar a otrxs a) ejercer nuestra capacidad de pensar. En esto consiste el desafío de enseñantes y aprendices de la filosofía: atreverse a pensar (por nosotrxs mismxs). 

En este enlace, algunos videos y una síntesis de un texto de Michel Tozzi (2001) en el que trata de responder a la pregunta: ¿Por qué enseñar filosofía? 




Bibliografía citada: 

- Bodei, Remo (2006) La chispa y el fuego. Invitación a la filosofía. Buenos Aires, Nueva Visión

- Tozzi, Michel (2001) Extractos de Pourquoi enseigner la philosophie? en Pratiques Philosophiques. Disponible en:http://pratiquesphilo.free.fr/contribu/contrib10.htm. Traducción: Liliana Ponce (marzo de 2018). 


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